Día de la Enfermería Peruana: historia, vocación y los desafíos de una profesión esencial en el ámbito de la salud 

Cada 30 de agosto se reconoce la labor de los profesionales de enfermería en el Perú, una carrera marcada por la vocación de servicio, legado histórico y rol clave dentro del sistema de salud. 

Además de celebrarse el Día de Santa Rosa de Lima, cada 30 de agosto se conmemora el Día de la Enfermería Peruana, en homenaje a todos aquellos hombres y mujeres que dedican su vida al cuidado de la salud. Esta fecha fue establecida en 1955 por el papa Pío XII, quien nombró a Santa Rosa como patrona de las enfermeras peruanas, debido a su vocación de cuidado hacia los enfermos y los más vulnerables. 

Sin embargo, la historia de la enfermería en el Perú comenzó mucho antes, con prácticas empíricas realizas principalmente por mujeres en el ámbito familiar. Fue recién en 1907 que se profesionalizó su formación, con la creación de la primera escuela de enfermería en la Casa de Salud de Bellavista en el Callao. La dirección estuvo a cargo de Louise Kurath, discípula de Florence Nightingale, considerada la madre de la enfermería moderna. 

Más tarde, en 1942, surgieron nuevas instituciones de formación como la Escuela de Enfermeras del Hospital Daniel Alcides Carrión y la del Hospital Arzobispo Loayza, que ofreció los primeros cursos para enfermeras visitadoras. 

 

Las pioneras del cuidado profesional 

Uno de los capítulos más notables de esta historia ocurrió en 1938, cuando llegaron al Perú enfermeras alemanas para formar a la primera promoción de la Escuela de Enfermeras de la Caja Nacional del Seguro Social. Veinticinco alumnas, provenientes de diversas regiones del Perú, completaron su aprendizaje en marzo de 1944. Esta escuela, que funcionó en el actual Hospital Guillermo Almenara, es considerada la primera de la seguridad social en Sudamérica. 

Estas mujeres no solo abrieron el camino hacia una enfermería profesional y técnica, sino que también ayudaron a visibilizar el nuevo rol de la mujer dentro de la sociedad peruana. 

En 1947, durante el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, se aprobó un decreto supremo que unificó el currículo nacional de las escuelas de enfermería, con apoyo de organismos internacionales como la OPS, la OMS y la Fundación Rockefeller. 

 

Una vocación que sostiene al sistema de salud 

Hoy, la enfermería es una carrera universitaria con más de 35 especialidades y un papel clave en la atención primaria, hospitalaria, comunitaria y preventiva. De acuerdo con el Colegio de Enfermeros del Perú, a mediados del 2024, las mujeres representaban el 90% del personal de enfermería, aunque el acceso de hombres a esta carrera ha crecido en los últimos años. 

Tanto enfermeras como enfermeros peruanos no solo asisten médicamente, sino que también ofrecen contención emocional, educación en salud y acompañamiento constante. Son, muchas veces, el primer y último rostro que ven los pacientes en los centros de salud. 

 

Retos pendientes 

Pese a su rol clave, la profesión enfrenta desafíos importantes. Según el Observatorio de Recursos Humanos en Salud (Orhus), en el Perú hay solo 14 enfermeras por cada 10,000 habitantes, cuando la OMS recomienda al menos 25 para una atención adecuada. Algunas de las regiones más impactadas por este déficit son Madre de Dios, Tumbes y Pasco. 

En el contexto actual, donde los sistemas sanitarios enfrentan múltiples retos, el reconocimiento a la enfermería no puede limitarse a un día simbólico. Como señala la OMS, el personal de enfermería representa el 60% del total de profesionales de la salud a nivel mundial y constituye la columna vertebral del sistema sanitario, ayudando a sostener el bienestar de todo un país con vocación.