FEN: ¿Qué panorama se proyecta para inicios del 2024 en el sur?

El ENFEN lanzó durante la segunda semana de diciembre su último informe acerca del avance del Fenómeno de El Niño en nuestro país. Si bien las proyecciones indican que la magnitud de El Niño Costero sería moderada (54%), es importante resaltar que, en el Pacífico Central (región Niño 3.4),  se espera que El Niño Global sea principalmente de magnitud fuerte (45%). De acuerdo con el documento, el evento de escala mundial alcanzaría su máxima intensidad en nuestro país durante enero y sus consecuencias se extenderían hasta inicios del otoño del 2024.

Precisamente, serían las regiones altoandinas las que más sufrirían los estragos de esta emergencia, registrando un déficit hídrico que ya empieza a dejar secuelas. Según un reciente informe técnico del Senamhi, para enero del  próximo año, ciudades de la sierra sur oriental como Cusco, Arequipa y Puno, presentarían lluvias por debajo de lo normal, con una probabilidad de ocurrencia de 49%. 

Los más afectados

Para Raúl Andrade, especialista en políticas públicas y director de Proyectos de Apoyo Consultoría, bajo este contexto, la agricultura sería uno de los sectores más golpeados. Al estar directamente relacionado con los efectos del evento climático, podrían perjudicarse cultivos importantes. “Ya en el año 2023 la agricultura ha decrecido en cerca de 9% y se espera que en el 2024 no se recupere”, sostiene.

De acuerdo con el Senamhi, este pronóstico de precipitaciones por debajo de lo normal sería desfavorable para cultivos como olivo, orégano, ajo, maíz amarillo y cebolla. Justamente, cabe recordar que, además de otros alimentos, la cebolla redujo su producción en -9% durante el primer trimestre del 2017, debido a los efectos de El Niño de ese año, según indica el Instituto Peruano de Economía.

Además del agro, es el sector ganadero el que también viene sufriendo el impacto de El Niño Global y sobre el cual el CENEPRED calcula serían más de 3 millones de cabezas de ganado vacuno las que estarían en muy alto riesgo por déficit hídrico. Tal es el caso de la región Puno, en donde muchos de sus habitantes se han visto obligados a rematar su ganado para sobrevivir. Mientras que, al mismo tiempo, debido a la escasez de alimentos para estos animales como la avena forrajera –la cual crece en zonas húmedas-, además del agua para la crianza; que la población pecuaria no ha logrado ganar el peso ideal.

Asimismo, otra situación preocupante son aquellas localidades en donde el agua para consumo humano depende de depósitos naturales. Tal es el caso de la laguna Piuray, en Cusco, la cual es catalogada una de las mayores fuentes de captación de agua de la ciudad imperial.  Históricamente, Piuray lograba abastecer alrededor de 300 litros de agua por segundo. Hoy, ha disminuido su capacidad a 200 litros por segundo.

Lo que se necesita

Si bien el Gobierno ya ha declarado en Estado de Emergencia casi 500 distritos de ciudades como Huancavelica, Arequipa, Ayacucho, Puno, Apurímac y Cusco; bajo decreto supremo N.° 128-2023-PCM, con el cual ordena el desarrollo de medidas para mitigar el impacto del FEN por parte de los gobiernos regionales y municipales hasta enero del 2024; distintos especialistas coinciden en que este trabajo debe complementarse con otras acciones fundamentales.

María José Seminario, especialista en medicina general del Centro Plaza Lima Sur de la  Clínica Ricardo Palma, enfatiza en la necesidad de que el Estado trabaje por una mejora de la infraestructura de los suministros de agua con los que ya contamos. Además, tener en la mira nuevas fuentes alternas de agua para la población y promover una gestión más eficiente de este recurso pensando en el futuro. “La anticipación y la planificación son clave para garantizar que el agua no falte en los hogares y mucho más durante periodos de sequía”, señala.

A su vez, Yolanda Gonzáles, directora del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN), agrega: “tenemos que seguir preparándonos y adaptándonos a este tipo de condiciones futuras, de fenómenos de El Niño bastante significativos”. Para la especialista, hay algunas políticas clave que debemos empezar a incorporar para hacer frente a estos fenómenos de la naturaleza. Estas se traducen en una sólida articulación interinstitucional, alianzas estratégicas público-privadas para prevenir y educar a la población, además de la activación de alertas tempranas que favorezcan la toma de decisiones correctas y en el tiempo oportuno.

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