Día Mundial de la Diabetes: Casi millón y medio de peruanos convive con esta enfermedad
La diabetes representa un gran problema para la salud pública, ubicándose como la séptima causa de muerte en nuestro país.
Desde mayor conciencia sobre el autocuidado hasta la creciente desestigmatización de las enfermedades mentales y el aumento exponencial de la investigación de la mano con la tecnología. Conoce las tendencias más importantes en el sector salud para este nuevo año.
Hoy más que nunca el concepto de salud ya no solo se asocia al bienestar físico, sino también al aspecto mental. A raíz de la llegada de la pandemia, este fue uno de los temas que cobró mayor notoriedad e importancia en el mundo. El aislamiento sacó a flote distintos problemas asociados al comportamiento, de los que poco se hablaba tiempo atrás. Pero no solo eso. También puso sobre la mesa otros grandes retos para el sector de la salud.
Basta solo con recordar las largas colas y/o listas de espera por atención médica, enfermedades desatendidas por el foco en la emergencia sanitaria, retrasos en la vacunación debido a otras dolencias, así como evidentes dificultades presupuestarias en distintos Gobiernos a nivel mundial.
Al mismo tiempo, indica la consultora Llorente & Cuenca, a estos desafíos se sumaron otras grandes temáticas las cuales fueron emergiendo incluso antes del Covid-19. Por ejemplo, el envejecimiento de la población, así como el incremento de la desigualdad económica. Un tema sobre el cual, para el 2022, el Instituto Nacional de Estadística e Informática – INEI (2022) reveló que la pobreza monetaria afectó al 27,5% de la población de nuestro país. Es decir, 9.18 millones de personas.
Frente a este panorama, naciones, instituciones médicas, grupos de pacientes, la industria farmacéutica y otros profesionales en general; se han visto en la necesidad de trabajar en las medidas necesarias para, como cita la firma española especializada en asuntos públicos, “reconducir la situación y encontrar la sostenibilidad”.
Una importante hoja de ruta
Precisamente, comprometidos con aportar valor y conocimiento, Llorente & Cuenca lanzó su más reciente informe “Forecast Healthcare 2024”, donde profundiza acerca del futuro cercano para el sector sanitario en todo el mundo. ¿Cuáles serán estas grandes temáticas y tendencias que empezarán a cobrar más fuerza a lo largo de los próximos meses?
1. Mayor concientización sobre el autocuidado
La aparición del coronavirus ha generado una mayor preocupación en el mundo sobre el acceso y la atención de calidad en servicios de salud. Sin embargo, teniendo en cuenta un contexto con hospitales colapsados, falta de recurso humano para la atención médica e infraestructura deficiente en algunos casos; la consultora revela que existe un 83% de ciudadanos en el mundo que desearía disponer de un mayor control sobre su propia salud. “Esto ha provocado un aumento de la búsqueda de información sobre tratamientos y medicamentos, sobre las políticas públicas relacionadas con la salud, y el consumo de vitaminas, complementos alimenticios, productos para el sistema inmunológico. Todo ello es síntoma de que existe una mayor responsabilidad individual por cuidar la salud”, enfatizan.
2. La importancia de los cuidadores en la salud de los pacientes
Desde cuidadores profesionales como las enfermeras, hasta aquellos más informales, que terminan siendo los propios miembros de la familia, quienes no reciben ningún tipo de remuneración. Lo cierto es que cualquiera sea el caso, los cuidadores de una persona enferma no solo asisten físicamente a los pacientes. Ellos velan por su bienestar integral.
Brindan soporte emocional, coordinan la atención médica, administran y dan seguimiento a sus tratamientos y mucho más. Teniendo en cuenta el gran impacto que pueden generar, indica la consultora, actualmente tenemos “una creciente literatura médica que señala la necesidad de crear programas que apoyen su rol, que con mucha frecuencia conlleva el desarrollo de consecuencias negativas para la salud”. Al dedicar tanto tiempo al cuidado de otros, estas personas se ven obligadas a reducir sus actividades de ocio y entretenimiento, así como acciones de autocuidado, lo cual puede afectar su propio bienestar. Tal como indica Llorente & Cuenca, es fundamental cuidar de los cuidadores y darle valor a su papel en la mejora de la salud de los pacientes.
3. Mayor transparencia e inclusión en la investigación científica
En 1977, cita el informe Forecast Healthcare 2024, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, aconsejó, a través de su “guía de buenas prácticas de 1977”, excluir al sexo femenino en edad fértil de todos los ensayos clínicos Fase I y Fase II. Según comentan, la medida era tan amplia que incluso se recomendaba, por ejemplo, evitar a mujeres solteras o que usaban anticonceptivos. Así, esta acción trajo consigo un enorme vacío de información sobre cómo los medicamentos podían afectar a las mujeres.
Pese a ello, tras años de justa protesta, en 1993, el Congreso de EE.UU. redactó la política de inclusión de los Institutos Nacionales de Salud en la ley federal, en la que mujeres y minorías también fueron consideradas. De hecho, desde ese día, estos organismos velan porque estos grupos sean incluidos en todas las investigaciones clínicas, con el fin de reconocer si aquellas variables sujetas a estudio podrían afectarlas de forma particular frente a otros participantes.
4. Desestigmatizar las enfermedades mentales
Para el 2019, de acuerdo con datos de la OMS, 1 de cada 8 personas padecía de algún tipo de enfermedad mental. Con el brote del coronavirus, hacia el 2021, la situación se tornó aún más crítica. Una encuesta de la OPS realizada en el 2021 en más de 30 países (incluido el Perú), reveló que más de la mitad de sus participantes sintió que su salud mental había empeorado desde el inicio de la pandemia.
El aislamiento, la soledad, la pérdida de seres queridos, así como la reducción del empleo; tuvieron gran repercusión, haciendo que, “hoy en día el riesgo de sufrir trastornos mentales sean más prevalentes que hace unos años”, refiere Llorente & Cuenca. Precisamente, a la fecha, alrededor del 20% al 70% de la población se ha visto afectada por mayores cuadros de estrés, depresión y ansiedad.
La epidemiología psiquiátrica y la salud mental pública son dos términos que con el paso de los años seguirán demandando mayores esfuerzos y estrategias de prevención y tratamiento oportuno. Asimismo, en nuestro país, sostiene María Elena Escuza, psicóloga y directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Norbert Wiener, también necesitamos mayores campañas de sensibilización que ayuden a superar el estigma que aún persiste acerca de hacer uso de servicios relacionados a la salud mental. “Recibir ayuda psicoterapéutica debe considerarse algo común y saludable”, enfatiza.
5. Innovación tecnológica para mejorar la salud
La revolución tecnológica ha llegado para quedarse e impulsar el desarrollo de distintas industrias y sectores, dentro de los cuales, la salud no es ajena. Los especialistas de la consultora Llorente & Cuenca, comparten que distintas empresas de tecnología médica vienen creando “dispositivos avanzados, desde marcapasos hasta monitores de glucosa”. Estas alternativas que son mínimamente invasivas ayudarán a reducir las visitas y estancias hospitalarias.
Otra tendencia esencial, manifiestan, es la gestión remota de pacientes, sobre todo de aquellos con enfermedades cardiovasculares. Y en cuanto a las tecnologías de realidad virtual, estas apuntarán a mejorar la calidad de vida de pacientes que sufren de ansiedad, estrés postraumático y algún tipo de dolor.
Finalmente, en relación a la telemedicina, “se vuelve indispensable el matrimonio entre el big data y la inteligencia artificial (IA)”, anota la consultora. La recopilación de los datos de cada paciente en tiempo real permitirá que las citas médicas virtuales sean cada vez más efectivas, al igual que los diagnósticos y seguimientos a distancia.
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