Alerta sanitaria: Casos de uta van en aumento en el país

La leishmaniasis cutánea sigue incrementándose en diversas regiones como Áncash, Cusco y Huánuco, levantando una importante alerta epidemiológica. ¿Qué sabemos respecto al avance de esta enfermedad en nuestro país?

La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria la cual es causada por un parásito protozoo del género Leishmania. Esta se transmite a través de la picadura de los mosquitos hembra, los cuales miden entre 2.5 a 4 milímetros de largo.

Se calcula que a nivel mundial, existen más de 90 especies de estos trasmisores que suelen afectar la piel y las mucosas. Justamente, el epidemiólogo Antonio Quispe, manifiesta que en el Perú, la leishmaniasis suele aparecer de dos forma clínicas: “la leishmaniasis cutánea andina o uta, causada principalmente por Leishmania peruviana, endémica de los valles occidentales e interandinos (…) y la leishmaniasis selvática cutánea y mucocutánea o espundia, causada generalmente por Leishmania braziliensis, en valles orientales de la selva alta y toda la llanura amazónica ubicada por debajo de los 1.800 msnm”, explica.

Cifras que preocupan

Áncash, Huánuco, La Libertad, Cusco, San Martín, Arequipa y Lambayeque; son algunas de las regiones más perjudicadas a la fecha. Según información de la Sala Situacional del Minsa, hasta la semana 15 del presente año, ya se han reportado más de 1180 casos de la enfermedad. De ellos, el 89.88% corresponden a leishmaniasis cutánea y el 10.12% a leishmaniasis mucocutánea. Este considerable incremento de infecciones ha despertado una gran preocupación entre la población, sobre todo teniendo en cuenta que los brotes por dengue siguen representando un enorme peligro que ya ha cobrado la vida de más de 190 personas a nivel nacional.

Tanto niños como adultos pueden ser afectados por la uta, la cual ha posicionado al Perú entre los nueve países de todo el mundo que reportan el 85% de los casos de leishmaniasis cutánea y cuyos síntomas incluyen ronchas de color rojo en la zona de la picadura y posteriormente cicatrices que pueden ser severas y permanentes en la piel. “Tras la picadura el paciente no presenta ningún síntoma en ese momento. Empieza cuando esa picazón se convierte en heridas que no cicatrizan (…) todo el tiempo están expuestas. Ahí se presentan síntomas como fiebre o dolores intensos por esas úlceras”, reveló recientemente Julio Cachay, médico infectólogo de la Clínica Ricardo Palma para el diario Gestión.

Asimismo, Quispe detalla que algunos de los factores que han contribuido al aumento de la incidencia de estos casos son: la presencia de lluvias, el incremento de actividades agrícolas, así como “la expansión de áreas residenciales hacia zonas cercanas a los hábitats del vector”.

Tratamiento para la uta

En caso de presentar los síntomas de leishmaniasis, Cachay comentó que es necesario realizar el diagnóstico correcto. Este solo se logra a través de una biopsia. De igual manera, Humberto Vásquez, infectólogo de la Clínica Internacional, expresó también para Gestión, que el mayor desafío es el desabastecimiento de medicinas que existe para atender dicho problema de salud, donde un paciente podría llegar a necesitar de un tipo de ampolla especial de forma diaria por entre 10 e incluso 20 días.

Al respecto, el viceministro de Salud Pública, Ricardo Peña, señaló a mediados del mes de abril que existe una escasez global del insumo para la fabricación de las ampollas contra la leishmaniasis, la cual ha terminado afectando a diversos países de la región, incluido el nuestro. Pese a ello y como una medida de emergencia, informó que ya se han comprado 350 mil ampollas procedentes de un laboratorio de la India, de las cuales han llegado ya 90 mil para ser distribuidas por distintas regiones.

Por su parte, Vásquez enfatizó en que, “con los años, esta enfermedad es más agresiva. Hay casos en pacientes que no han presentado heridas ni úlceras hasta después de 8 meses de haber sido picados por el mosquito transmisor. Entonces, podemos decir que la Uta está evolucionando”. Un mensaje que nuestras autoridades deben tener en cuenta para iniciar acciones concretas como intensificar la vigilancia epidemiológica de leishmaniasis así como asegurar que todos los establecimientos de salud pública mantengan un protocolo de atención adecuado y farmacias abastecidas para combatir este mal.

Finalmente, anota Quispe, algunas recomendaciones importantes para controlar este tipo de brotes también son el desarrollo de campañas de educación y prevención comunitaria y el trabajo articulado entre las autoridades locales y las comunidades. Además, en la promoción activa de la investigación epidemiológica, la cual nos permitirá entender la dinámica actual de la transmisión de uta, así como identificar cuáles son las poblaciones de más alto riesgo. “La leishmaniasis cutánea es una enfermedad que suele producir brotes epidémicos que ocasionalmente afectan a los más pobres. Como tal, amerita una respuesta regional oportuna y efectiva”, sentencia.

Si quieres mantenerte informado sobre esta y otras noticias relacionadas a la salud pública en nuestro país, sigue nuestras redes sociales.

Deja una respuesta