¿Qué está pasando con los bancos de sangre en el Perú?

Hernán Ramos, gerente general de la Asociación de Clínicas Particulares del Perú, señala que, de no derogar o modificar la norma vigente, varios bancos de sangre dejarían de producir sangre y hemoderivados afectando a pacientes que, día a día, están a la espera de una cirugía o en cuidados intensivos. 

Si bien el avance de la tecnología ha permitido efectuar operaciones más precisas y con menor pérdida de sangre o realizar técnicas como la transfusión autóloga, que usa la sangre del mismo paciente durante la cirugía, lo cierto es que aún se requiere de la donación unidades de sangre (equivale a 450cc cada una) para determinadas intervenciones. 

Las transfusiones son necesarias en cirugías, tratamientos para la leucemia, hemorragias, entre otros. De acuerdo con el Ministerio de Salud, en el país se necesitan, al menos, 400 mil donantes para atender esta demanda de los hospitales. Una situación que se puede agravar si se aplica el nuevo decreto supremo, que reduciría la cantidad de bancos de sangre encargados de la captación de donantes y del proceso de extracción de unidades de sangre.  

En el país, de acuerdo con el Ministerio de Salud  solo existen 91 bancos de sangre tipo II, los cuales llevan esta categoría porque captan a los donantes, realizan la extracción y el tamizaje de la sangre. Pero, ¿por qué son tan importantes? Pues, además de producir sangre y hemoderivados para su propio uso, ya que generalmente se encuentran en grandes hospitales, también se encargan de abastecer a los 327 bancos de sangre tipo I de todo el país. Estos últimos, llevan esa denominación porque solo almacenan productos sanguíneos para el uso de su centro hospitalario, que habitualmente es de menor tamaño. 

Pero, ¿qué pasaría si el Estado redujera el número de bancos de sangre tipo II? ¿Qué impacto tendría en la salud de los peruanos? Ese es un riesgo que, de acuerdo con Hernán Ramos, gerente general de la Asociación de Clínicas Particulares del Perú (ACP), podríamos enfrentar si no se deroga el DS 017-2022, emitida en septiembre del 2022. Una norma, que según figura en el documento oficial, tiene la finalidad de proporcionar sangre segura en calidad y cantidad necesaria. 

De acuerdo al decreto supremo esto se lograría fijando la producción mínima de los bancos de sangre tipo II en 2.500 unidades al año, de lo contrario los establecimientos perderían su acreditación. Sin embargo, Ramos refiere que es una cifra que muchos centros públicos y privados no podrían alcanzar. 

A continuación, el especialista nos explica cuál es el panorama actual de los bancos de sangre y los riesgos que puede enfrentar la población si se lleva adelante esta norma.

 

¿Cómo funciona el abastecimiento de los bancos de sangre en el país?

Los bancos de sangre tipo II son los que hacen la recolección de la sangre, el proceso de tamizaje para descartar enfermedades y proveen a los bancos de sangre tipo I que, por lo general, son los que están en hospitales más pequeños. Cada banco de sangre tipo II  tiene  convenios de abastecimiento con 5 o 6 bancos  de sangre de tipo I. 

 

Se está hablando de un nuevo marco regulatorio, ¿explíquenos cómo puede afectar esta norma a los bancos de sangre?

El año pasado el Ministerio de Salud sacó el decreto supremo 017-2022, que modifica el reglamento de bancos de sangre. Este dicta que ahora los bancos de sangre tipo II son aquellos que pueden producir desde 2.500 paquetes globulares al año. Si produces 2.499 ya no eres tipo II, no importa si tienes la tecnología, los recursos humanos o la infraestructura. Son muy pocos los establecimientos que pueden producir ese volumen y en provincia el problema es mayor. 

Estamos advirtiendo que vamos a perder muchos bancos tipo II, seguramente más públicos que privados. Lo que implica que se va a reducir la cantidad de sangre destinada a los pacientes. Pero eso no es todo, algunos hospitales también podrían perder su categoría de nivel tres de atención, que trata casos más complejos y especializados, porque una condición para tener esa categoría es contar con un banco de sangre tipo II. Es decir, se generaría menos oferta en servicios especializados como oncológicos o de intervenciones más complejas como trasplantes.

 

¿Por qué se dio este cambio de norma?

La exposición de motivos del decreto supremo se centra en los problemas de calidad e informalidad que encontraron en algunos bancos de sangre durante las supervisiones y verificaciones. 

Estamos de acuerdo en que la sangre debe ser segura y de calidad. Los bancos de sangre tienen que contar con equipamiento necesario, seguir procesos, tener recursos humanos certificados, garantizando un buen nivel de seguridad. Pero, no hay ninguna correlación entre la cantidad de producción y la mejora de calidad. La norma está generando un impacto negativo y el riesgo es muy alto. 

 

Si un banco de sangre tipo II pierde esa categoría ¿quién proveería a los 5 o 6 bancos tipo I con los que tenía convenios?

Lo que el Minsa prevé es que los hospitales públicos más grandes tengan los bancos de sangre tipo II. Entonces, todos los bancos de tipo I que van a dejar de recibir producción de los bancos cerrados van a tener que hacer convenios con los de tipo II que queden en funcionamiento. El problema es que estos ya tienen 5 o 6 convenios establecidos y están prohibidos de hacer más. 

Digamos que modifican la regla y pueden hacer convenios con 10 u 11 bancos de sangre tipo I, eso no va a resolver otro dilema, el tema de la demanda de sangre. Estamos hablando de cerrar bancos tipo II y exigirles a los que quedan que incrementen su producción. ¿Qué va a suceder? En la práctica los pacientes con cirugías pendientes van a tener que esperar hasta que se tenga sangre disponible. Se va a generar una cola quirúrgica y mayor tiempo de espera. Asimismo, se va a reducir la provisión para cuidados intensivos y partos.

 

¿Qué es lo más urgente en este momento respecto a la gestión de los bancos de sangre?

En setiembre se vencería el plazo para que los bancos de sangre obtengan un nuevo registro. Nosotros hemos pedido que se derogue o modifique la norma porque no es viable. Así como, por el momento, tampoco es viable el otro plan que tiene el Minsa de invertir en tecnología y crear centros macroregionales como los de Madrid o Bogotá, que cuentan con grandes centros de bancos de sangre y producen para toda la ciudad. 

La idea es que, por ejemplo, en lugar de invertir en 50 bancos de sangre públicos, invertir en tecnología para 3. Eso está bien. El problema es que todavía es una idea, nada más. No tenemos bancos de sangre macroregionales. Estos seguramente existirán en 10 o 15 años. 

Entonces no pueden decir, “mañana corto los bancos de sangre”, porque esto genera que se reduzca aún más la oferta para los establecimientos de salud en todo el país. Nosotros hemos pedido la derogación de esta norma hasta que estén funcionando correctamente los centros macroregionales. Hoy, esa norma no es viable.

Deja una respuesta