Un llamado a la acción en el Día Mundial contra la Hepatitis

Cada 28 de julio conmemoramos el Día Mundial contra la Hepatitis, una fecha muy importante que nos invita a concientizar sobre esta amenaza a la salud pública que va en aumento y que, de acuerdo con datos de la OMS, causa la muerte de hasta 3500 personas al día.

Con 1,3 millones de decesos registrados anualmente, las hepatitis víricas se han convertido en la segunda causa infecciosa de muertes en todo el planeta, reveló un informe mundial sobre las hepatitis (2024) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). De hecho, se sabe que esta afección, definida como la inflamación al hígado, puede llegar a ser hasta 100 veces más infecciosa que el VIH y tan peligrosa como la tuberculosis.

Pese a tratarse de un panorama alarmante, fechas como esta son la oportunidad ideal para reflexionar sobre la urgente necesidad de acelerar la lucha contra la hepatitis viral. Además, precisar cuán importante es el acceso a las pruebas para el diagnóstico oportuno, así como garantizar el tratamiento adecuado para aquellas personas que lo necesiten.

Situación en el mundo que se agudiza

Según el director general de la OMS, Tedros Adhanom, “en este informe (sobre el avance de la hepatitis, presentado en la Cumbre Mundial sobre la Hepatitis 2024) se dibuja un panorama preocupante: a pesar de los progresos realizados a nivel mundial en la prevención de las infecciones por virus de las hepatitis, las muertes están aumentando porque son demasiado pocas las personas con hepatitis que son diagnosticadas y tratadas”, indicó.

Precisamente, según estadística actualizada de la OMS, solo hasta hace dos años, alrededor de 254 millones de personas vivían con hepatitis B y unos 50 millones con hepatitis C, siendo las personas entre los 30 a 54 años las más afectadas. Asimismo, entre el 2019 al 2022, la tasa de mortalidad de estas enfermedades en más de 180 países se incrementó, pasando de 1,1 millones a 1,3 millones, respectivamente. De estos casos, el 83% de fallecimientos fue por causa de la hepatitis B y un 17% por la hepatitis C.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, son las desigualdades en la atención primaria, la disponibilidad de medicamentos, así como la vacunación, algunos de los mayores factores detrás de esta problemática.

Situación en Perú

Nuestro país no está exento de estas enfermedades que pueden ser causadas por alrededor de ocho tipos de virus diferentes (A, B, C, D, E, F, G, TTV). De acuerdo con el Ministerio de Salud, de los dos tipos de hepatitis más frecuentes en el Perú, como son la hepatitis de tipo A y B, es la segunda la más peligrosa, ya que puede generar cirrosis y es responsable del 90% de los casos de cáncer de hígado.

Con motivo del Día Nacional de Lucha Contra la Hepatitis B, conmemorado el pasado mes de junio, el Minsa dio a conocer que, a la semana epidemiológica 23, ya existían 911 casos reportados de hepatitis B en todo el territorio nacional. Esto se traduce en 182 casos mensuales solo hasta mayo.  Las regiones más afectadas fueron Ucayali con 156 casos, Cusco con 141 casos, Junín con 118 casos, Lima con 114 casos y Ayacucho con 95 casos de infección.

La importancia de la prevención

Luis Gonzales, docente de Medicina Humana de la Universidad San Ignacio de Loyola, explicó recientemente en una entrevista para La República que, por lo general, el contagio de la hepatitis B se da de persona a persona, mediante el contacto con la sangre o los fluidos corporales. Justamente, las principales vías de contagio son la sexual y la vertical, la cual se da de madre a hijo. De allí que, en este segundo caso, completar el esquema de vacunación -el cual es gratuito en cualquier centro de salud del Estado-, sea una de las medidas preventivas fundamentales. “La vacunación contra el virus de la hepatitis B debe administrarse en los primeros meses del recién nacido, ya que suele ser mucho más riesgosa en la población infantil. En caso de que un menor o un adulto no estén inmunizados, es necesario que la persona acuda a un centro de salud y se proteja”, compartió.

Cabe destacar que algunos síntomas de la hepatitis B incluyen dolor abdominal superior, fiebre, náuseas, vómitos, cansancio e ictericia en ciertas ocasiones. Sin embargo, es importante mencionar que algunos pacientes pueden presentar la enfermedad de manera silenciosa y sin síntoma alguno, por lo que acudir al centro de salud para un tamizaje puede hacer la diferencia al momento de un diagnóstico.

Asimismo, aunque no existe un tratamiento específico para la enfermedad, en el caso de hepatitis B aguda, los tratamientos están orientados en asegurar comodidad al paciente, mientras que con la hepatitis B crónica, se pueden administrar medicamentos que permitan retrasar o reducir las complicaciones, mejorando la calidad de vida. Según información del Minsa, en el Perú existen 85 centros de salud en donde se brinda atención integral para casos de hepatitis B.

La lucha contra la hepatitis es una responsabilidad compartida. Tanto los gobiernos, organizaciones internacionales, profesionales de la salud y la sociedad civil; tienen un papel en conjunto que desempañar para reducir las cifras de esta enfermedad.

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