¿Se han reducido las cifras de VIH/SIDA en el Perú?
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Las 1800 camas que hay en todo el país están llenas. La compra de sistemas de alto flujo y la eficacia de los primeros niveles de atención urgen para combatir la segunda ola.
No hay más camas UCI en el Perú. Como si fuera un flashback de los primeros meses de la pandemia, esa es la noticia que vuelve a tomar fuerza en el inicio de lo que sería la segunda ola. De las 1800 camas disponibles en Lima y provincias, contando hospitales y clínicas, 1500 están ocupadas por pacientes COVID y alrededor de 300 por personas con otras enfermedades. Nuestro sistema de salud está colapsando, otra vez.
La primera ola dejó lecciones: la tasa de mortalidad en UCI ya no es de un 90%, ahora es de un 30%. La estancia ya no es de seis u ocho semanas, ahora solo es de dos o tres. «Se ha ido aprendiendo», dice el doctor Jesús Valverde, presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva, a SaludNiuz.pe. Sin embargo, no se puede cambiar en meses lo que no se hizo en años. «Este es un mal de más de 40 años. La salud pública ha estado bastante abandonada y por eso estamos pagando», agrega.
«Hay más personas entre 30 y 50 años. Antes el 80 o 90% de personas que ingresan a UCI eran adultos mayores, era bastante raro ver un adulto o joven. Hoy en día son la mitad de los ingresos. De alguna manera se tiene que cortar esto ya».
Jesús Valverde, presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva
El estándar mínimo internacional indica que en un país debe haber 1 cama UCI por cada 100 mil habitantes, es decir, el Perú debería tener 3200 camas, además de suficiente personal médico para atenderlas, algo de lo que también carecemos, sobre todo ahora que solo el 30 o 40 % está operativo, el resto está en su casa por las comorbilidades que tienen. «No hay inversiones, el personal está mal pagado y cuando egresan los jóvenes médicos se van fuera del país. Esto requiere un cambio importante. Por ahora no hay soluciones. Lo que tenemos que hacer es tratar de minimizar el daño colateral porque definitivamente habrá muertos».
La alternativa más inmediata: los sistemas de alto flujo
Para el doctor Valverde los sistemas de alto flujo solucionarían el 30% de los casos de insuficiencia respiratoria en los pacientes evitando que avance hasta los cuidado intensivos. Estos sistemas entregan entre 30 y 60 litros de oxígeno por minuto a un paciente que no requiere estar intubado, mucho más que una mascarilla tradicional que entrega entre 10 a 15 litros por minuto. Sin embargo, el Estado debe trabajar en el abastecimiento.
«Tenemos alrededor de 400 equipos en el Perú y deberíamos tener entre 2500 y 3000. Eso es lo que estamos buscando. Que el Ministerio invierta en esto, que es más barato y dinámico. Además, lo puede manejar cualquier médico muy bien en una sala de hospitalización», asegura.
Agrega que lo fundamental para atender a un paciente grave es el oxígeno y eso sí se ha repotenciado en los últimos meses después de la primera ola.
«No se va poder crecer más en camas UCI porque el personal de recurso humano ya llegó a tope, no hay más enfermeras intensivistas para poder implementar más camas. ¿De qué se trata? De disminuir el número de pacientes que acceden a UCI y en eso ayudarían los sistemas de alto flujo».
Manuel Laca Barrera, médico intensivista.
Una tarea pendiente: los primeros niveles de atención
El especialista Jesús Valverde también asegura que el sistema de salud ahora más que nunca necesita un orden y destaca la importancia de los primeros niveles de atención, conformados por centros de salud, como postas y policlínicos. Es aquí donde los pacientes leves y moderados deben ser atendidos, monitoreados y administrados de oxígeno si es necesario. Solo los pacientes más graves serían derivados a un hospital y de ser necesario a una sala de hospitalización o una cama UCI.
«Si no tenemos ese proceso todos pasan de frente al tercer nivel y colapsan los hospitales. Sin embargo, esta política de manejo la tiene que marcar el Ministerio de Salud. Dicen que el primer nivel está operativo, pero no es muy efectivo. En la primera ola fue un error retirar estos centros de salud. Dejar a la población en abandono costó mucho».
En el CADE Ejecutivos 2021, Janice Seinfeld, directora ejecutiva de Videnza Consultores dijo que el primer nivel de atención del sistema de salud debería resolver entre el 80 a 85% de la demanda. Sin embargo, lo que tenemos en el Perú es un sistema invertido (ver gráfico).
«Durante los primeros meses de pandemia se cerraron muchos centros de salud. Entonces, las personas que tenían sospechas iban a los hospitales y eso producía aglomeración, sobre todo en emergencias. Todo eso se puede controlar con la atención a nivel primario”.
Juan Carlos Castro, jefe del Servicio de Infectología del Hospital Carrión
Hoy, la mitad de pacientes que requieren una cama UCI son personas entre 30 y 50 años que en general son obesos, diabéticos, hipertensos que no han sido diagnosticados, cuando antes solo representaban entre el 10 y 20%. El colapso lleva a los médicos a escoger a quién darle una cama UCI, algo que muchas se puede traducir en a quién salvarle la vida, porque en UCI se le da prioridad no a quien llegó primero, sino al que tiene mayor opción de recuperación. No bajemos la guardia. La segunda ola avanza y no discrimina.
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