¿Qué consecuencias traería El Niño a nuestra economía?

Además del impacto que tendría en la salud, la llegada de El Fenómeno de El Niño (FEN) traería grandes consecuencias en la agricultura, pesca y otros importantes sectores, afectando directamente el crecimiento económico del país.

De acuerdo con datos del Banco Mundial, Perú ocupa el primer lugar de países latinoamericanos más vulnerables frente a eventos climáticos. Si bien el espacio geográfico y las condiciones meteorológicas juegan un papel determinante, la organización define que existen otros factores por los que estaríamos en alto riesgo. Estos se refieren a temas de gestión y políticas, por ejemplo, la planificación urbana, la fiscalización de viviendas informales, entre otros. “En el país, la mayor parte de estos factores están en rojo. Eso determina que dentro de la región seamos los más vulnerables por encima de otros países como Ecuador o Colombia”, revela Raúl Andrade, especialista en políticas públicas y director de Proyectos de Apoyo Consultoría.

 

Bajo este panorama y teniendo en cuenta las últimas estimaciones del ENFEN, las cuales indican que tendremos un El Niño de magnitud moderada (38%) a fuerte (39%); es inevitable pensar en qué sucederá con nuestra economía.

Precisamente, Andrade señala en que es necesario poner en contexto cuál es la situación por la que hemos venido atravesando durante el 2023. “En términos de PBI, hay que recordar que partimos de una base en la que el año ha sido muy malo en cuanto a crecimiento. La última estimación proyecta que al contrario de crecer vamos a decrecer en 0.5%”, explica.  Y aunque la experiencia sugiere que tras situaciones como estas surge un efecto rebote que permitiría la recuperación de la tasa de crecimiento, esto no sucedería debido al FEN. 

“En caso de que El Niño se asocie a un escenario de lluvias moderadas, la tasa de crecimiento del 2024 podría llegar a ser de 3% y en el caso de que sean fuertes, de 2.2%”, anota el representante de Apoyo Consultoría. Para Andrade, estas cifras no representarían un crecimiento que permita traer desarrollo al país, generar empleos y reducir la pobreza.

Sectores más golpeados

Además de los daños a la vida y a la salud, el FEN “ocasionaría retrocesos en la capacidad de las regiones para producir y ser competitivas”, agrega Víctor Fuentes, gerente de Políticas Públicas del Instituto Peruano de Economía (IPE).  En efecto, de manera directa, dos de los sectores más golpeados serían el de la pesca y la agricultura.

“La pesca en el Perú y Chile es una pesca de aguas frías. Tenemos un sistema de pesca riquísimo en cantidad y en variedad, pero cuando aparece el FEN y se calientan las aguas, es señal de que vamos a tener grandes pérdidas en, por ejemplo, la exportación de harina de pescado”, indica Ricardo Giesecke, exministro del Ambiente.

A su vez, en la agricultura, las consecuencias de El Niño podrían traducirse en menores exportaciones. “En el sector agrario tradicional, las potenciales lluvias en el norte podrían afectar cultivos importantes como el de la papa, maíz y arroz; y en el sector agrícola no tradicional, se esperan impactos en los principales cultivos de exportaciones como uvas, arándanos y mangos”, revela Andrade. De igual manera, Fuentes enfatiza en un tercer efecto derivado, que tiene que ver con el incremento de los precios de los alimentos de consumo primario.

Por otro lado, cabe destacar que otros sectores que se verían impactados son el del comercio, servicios, construcción y minería. “No porque sean directamente afectados por los eventos climáticos, sino porque cuando los eventos climáticos afectan a la población, ahí es cuando impactan la capacidad de consumo, de demanda, de inversión. Ahí es cuando surgen los efectos generalizados”, enfatiza Andrade.

Acciones urgentes

En palabras del gerente de Políticas Públicas del IPE, las acciones tempranas son clave ante este tipo de sucesos, sobretodo, cuando las proyecciones indican que tras un FEN, uno nuevo podría desencadenarse luego de 2 a 7 años. “Es difícil luchar contra un evento climatológico de esta envergadura y tratar de hacer en mes y medio lo que no se ha hecho durante los 4 a 6 años previos”, remarca. No obstante, una medida urgente y necesaria es gestionar eficazmente los presupuestos asignados para la emergencia. “En un primer momento, en un decreto de urgencia se asignaron más de S/400 mil millones, duplicando el monto inicialmente destinado. Sin embargo, el uso de estos recursos es todavía lento”, añade. Según comparte el especialista, hasta mediados de octubre, el gasto se ubicaba en alrededor del 20% en las regiones que recibieron estos fondos. De ellas, si bien La Libertad (80%) y Áncash (60%) mostraban el mayor uso de presupuesto asignado; Lambayeque y Piura -dos de las regiones que según Indeci serían las de mayor peligro ante el FEN-, registraban menos del 25% del uso de dichos recursos.

Asimismo, Fuentes precisa que además de reforzar el trabajo articulado entre los diferentes niveles del Gobierno y los ministerios, otro aspecto que hace falta revisar es la rendición de cuentas. Desde la ciudadanía y con eco en los medios, es necesario exigir esta información para conocer los avances, usos y gastos del presupuesto asignado para desastres, por parte de las autoridades regionales y locales.

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