Por: Carla Sifuentes, directora de la Asociación Nacional de Cadena de Boticas – ANACAB.
Casos como el de Farmacia Vecina nos demuestran que, a pesar de las restricciones que ha provocado la pandemia, la colaboración entre Estado y los privados puede ser muy útil.
El Comercio informó recientemente de los problemas de desabastecimiento de medicamentos por los que atraviesa Essalud, en buena parte por retrasos en la adquisición de los fármacos, pero también por las condiciones en las que se encuentran algunos de sus almacenes.
En el caso del acceso a medicamentos, la conversación debería centrarse menos en los precios – que, según Ipsos, en el Perú son 50% más bajos que el promedio de América Latina – y más en cómo los peruanos podemos tener acceso a medicamentos de forma gratuita como parte del aseguramiento en salud.
«Desde abril de 2020, se han atendido a más de 100 mil asegurados y se han dispensado más de 734 mil recetas. La satisfacción con el programa es del 96%».
Es clave desarrollar un trabajo conjunto entre los sectores público y privado. Una prueba de ello es Farmacia Vecina, programa liderado por Essalud y la empresa logística Salog, a través del cual los pacientes crónicos de Essalud de Lima y Callao pueden recoger sus medicamentos gratuitamente en boticas privadas.
Hasta el momento, hay 700 establecimientos afiliados: 317 pertenecen a cadenas de boticas y 383 a farmacias independientes.
Pese a los problemas que han limitado el abastecimiento de algunos fármacos, los resultados de Farmacia Vecina son notorios. Desde abril del 2020, se han atendido a más de 100 mil asegurados y se han dispensado más de 734 mil recetas. La satisfacción con el programa es del 96%.
Un estudio (realizado por Videnza) revela que, de no existir Farmacia Vecina, los pacientes que en medio de las restricciones a los servicios de salud púbica generadas por la pandemia hubieran querido continuar su tratamiento habrían tenido que pagar hasta S/ 158 por receta.
Según el mismo estudio, sin el programa los pacientes más pobres, que frecuentemente no pueden asumir el costo de sus medicamentos, hubieran tenido que trasladarse a un local de Essalud gastando un promedio S/9 e invirtiendo 57 minutos de su tiempo.
Farmacia Vecina es entonces un caso de éxito de colaboración entre los sectores público y privado, pero no el único.
En ese sentido, invocamos a las autoridades a que convoquen al sector privado, a la academia y a la sociedad civil, para realizar un trabajo conjunto que contribuya a mejorar los procesos de planificación y compras, entre otros, y la disponibilidad oportuna y gratuita de medicinas como parte del aseguramiento en salud.
(Fuente: Día 1-El Comercio)