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El autocuidado responsable permite que las personas pongan en práctica acciones que ayudan a prevenir enfermedades. Descubre cómo los químico farmacéuticos pueden contribuir a este fin. medicamentos de marca, que suelen ser más costosos.
Cuando se habla de salud, siempre se repite la palabra “prevención” como medio para evitar, controlar o reducir el impacto de las enfermedades. Y es cierto. Sin embargo, la prevención forma parte de algo más grande e indispensable para alcanzar el bienestar físico, mental y económico de las personas: el autocuidado responsable. Un conjunto de prácticas que permite, además, el uso más eficiente de los sistemas médicos y una mejora en el panorama de la salud pública.
Un buen ejemplo de su impacto positivo se refleja en el estudio “El valor social y económico del autocuidado” (2022), publicado por la Federación Global del Autocuidado, el cual señala que esta práctica ahorra anualmente US$ 7.2 mil millones a los sistemas de salud en América Latina. Alejandra Espinosa, gerente de Asuntos Regulatorios de la Asociación Latinoamericana de Autocuidado Responsable -ILAR, refiere que, al 2030, esta cifra podría incrementarse hasta en 45%, si los países implementan más acciones encaminadas a la adopción del autocuidado.
Actuar con conocimiento
Pero, ¿qué es exactamente el autocuidado responsable? “En términos prácticos, el autocuidado es el conjunto de conocimientos, comportamientos y acciones que tienen las personas para cuidar su propia salud, con la debida educación e información. Esto le permite tomar las mejores decisiones en su propio beneficio y el de su comunidad”, aclara Espinosa. En pocas palabras, empodera y brinda las herramientas necesarias a la gente para tomar mejores decisiones sobre su salud y llevar a cabo acciones para prevenir enfermedades.
Si bien es cierto que cada persona es responsable de su propio bienestar, también lo es que esta responsabilidad es compartida con el Estado y los profesionales de la salud. Teniendo este contexto claro, se puede afirmar que impulsar el autocuidado gira sobre cuatro importantes ejes:
-Promoción de la salud. De acuerdo con la OMS, son las acciones dirigidas a modificar o mejorar las condiciones sociales, ambientales y económicas para favorecer la salud individual y colectiva. Esto permite tener mejor calidad de vida y tomar decisiones saludables.
-Prevención y control de las enfermedades. “Son comportamientos individuales destinados a practicar hábitos saludables, como llevar una alimentación equilibrada, practicar actividades físicas, suplementación en caso de deficiencias, vacunación oportuna y reducción de comportamientos de riesgo”, detalla la representante de ILAR.
-Búsqueda de atención médica y servicios de rehabilitación. Parte importante del autocuidado es reconocer en qué momento acudir a un centro médico para tratar síntomas y enfermedades graves o de larga duración. De esta manera, seguir las recomendaciones del especialista para su recuperación.
-Autogestión de enfermedades leves. Esto se apoya en el uso seguro y responsable de medicamentos y dispositivos de venta libre para autogestionar los síntomas leves y condiciones de salud que no revistan gravedad. Para darle a la población el apoyo necesario para mejorar su autocuidado, es pertinente facilitar el acceso a estos productos y brindar información segura de su uso.
En este último punto, los químico farmacéuticos juegan un papel importante para asesorar a las personas y mejorar su autocuidado. De acuerdo con la publicación “Empoderar el autocuidado” (2022), de la Federación Internacional Farmacéutica, son los profesionales de la salud más accesibles que tienen las comunidades.
¿Cómo pueden contribuir los químico farmacéuticos?
Entre los diversos factores que pueden llevar a una educación sanitaria deficiente están: bajo nivel socioeconómico, educación limitada o la edad (adultos mayores). Esto trae consigo dificultades para seguir las instrucciones de los tratamientos, lo que puede redundar negativamente en la salud y la economía.
Los químico farmacéuticos pueden contribuir al autocuidado mejorando y ampliando los niveles de alfabetización en salud, educando a las comunidades y dándoles acceso a la información. Para ello deben:
– Generar un entorno seguro. Crear un espacio ‘libre de vergüenza’, en el que las personas puedan preguntar sin miedo y recibir respuestas libres de prejuicios.
-Explicar de manera sencilla. En la guía “Empoderar el autocuidado” se recomienda a los farmacéuticos ajustar su manera de entregar la información de acuerdo al paciente. Es importante ser amables y evitar las jergas médicas, así como las explicaciones complicadas.
-Utilizar enfoques de enseñanza participativa. Por ejemplo, luego de brindarle las indicaciones necesarias al paciente, pedirle que le explique en sus propias palabras cómo debe seguir el tratamiento o un dispositivo que tenga que usar (termómetros, monitor de glucosa, tensiómetro, etc.)
Llevando a cabo estos tres puntos importantes, las personas o pacientes podrán acceder a mayor conocimiento y aprender sobre los medicamentos de venta libre y los prescritos, mejorando la adherencia a los tratamientos, su autocuidado y, con ello, alcanzando un mayor estado de bienestar
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