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No solo seguirían incrementándose las lluvias en la costa norte. En las zonas altoandinas ya empiezan a sentirse los estragos del déficit hídrico entre la población. Puno y Cusco serían las regiones más afectadas.
Mientras se espera que hacia principios del 2024 las lluvias superen sus valores normales en la costa norte a consecuencia de El Niño Costero, otra emergencia sigue su curso en la sierra sur del país. Debido a El Niño Global -el cual se caracteriza por el calentamiento de las aguas superficiales del mar en el Pacífico Central, en la región 3.4-, ciudades como Puno y Cusco serían gravemente afectadas por un déficit hídrico que se agudiza.
“El Lago Titicaca está en niveles muy bajos. Ha perdido más o menos 50 metros de altura. Ha retrocedido casi 1 kilómetro”, comentó recientemente el geólogo Patricio Valderrama a RPP. Precisamente, un reciente informe del CENEPRED señala que el que es considerado el lago navegable más alto del mundo se encuentra en niveles mínimos históricos, incluso si se compara con años en los que la presencia de El Niño tuvo un gran impacto, como en 1983 y 1988. “Esto constituye un indicador preocupante para el centro y sur del país”, se detalla en el documento.
De acuerdo con datos del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN), durante los últimos 12 meses, las sequías se han venido intensificando en el oeste de Sudamérica, lo que involucra también a Perú. Por su parte, el Senamhi estima que hasta mediados de marzo, en regiones como Puno lloverá por debajo de lo normal.
Asimismo, en Cusco, la laguna encargada de abastecer a alrededor de la mitad de los habitantes de la ciudad, ha experimentado un descenso crítico en los niveles de su caudal. “La laguna de Piuray está disminuyendo medio centímetro por día”, reveló recientemente Juan Figueroa, representante de la Empresa Prestadora de Servicio de Saneamiento (EPS) SedaCusco a El Comercio. Justamente, se calcula que alrededor de 10 mil pobladores de la localidad de Chinchero ya están viviendo los efectos de la falta del líquido elemento, al disponer de agua solo por dos horas al día.
Emergencia continúa
Las situaciones en Cusco y Puno son solo una muestra de lo que viene ocurriendo en otros rincones del territorio peruano. De hecho, el 23 de noviembre, el Gobierno declaró en estado de emergencia 494 distritos ubicados en regiones como Áncash, Apurímac, Arequipa, Huancavelica, Pasco y Tacna. Esto debido a que han sido consideradas como zonas de muy alto riesgo ante peligro inminente por escasez de lluvias.
El más reciente informe “Escenario de riesgo por déficit hídrico ante posible FEN para el periodo de lluvias 2023 – 2024” del CENEPRED (actualización a octubre), estima que serían alrededor de 8 millones las personas expuestas a un gran peligro por esta problemática, al igual que más de 2 millones de viviendas. De la misma forma, también sufrirían las superficies agrícolas, el ganado (vacuno, ovino y de alpacas), así como los ecosistemas y la biodiversidad.
A raíz de la emisión del Decreto Supremo N.° 128-2023-PCM, el cual se extenderá por 60 días, los gobiernos regionales, así como los municipios, tendrán que ejecutar medidas que permitan mitigar el impacto por déficit hídrico, así como poner en marcha medidas de rehabilitación en caso correspondan.
Por ejemplo, el Gobierno Regional de Tacna anunció a mediados de este mes, una inversión de casi S/24 millones para el desarrollo de 11 proyectos que permitirían asegurar el acceso al agua durante el FEN. Las medidas pasan por la perforación de pozos de fuente de agua subterránea, que servirán tanto para el consumo humano, así como para actividades agrícolas de 19 distritos en riesgo.
De otro lado, para María José Seminario, especialista en medicina general del Centro Plaza Lima Sur de la Clínica Ricardo Palma, también será fundamental monitorear el avance de las enfermedades y/o infecciones respiratorias, las cuales suelen incrementarse ante la ocurrencia de sequías. “Podría generarse un aumento de casos de bronquitis, neumonías, laringitis, otitis, además de la incidencia de tuberculosis”, refiere.
Lo que necesitamos, apunta Seminario, es que el gobierno implemente sólidas estrategias que permitan garantizar el acceso sostenible al agua. Esto partiría por aprender a establecer una gestión más eficiente de los recursos hídricos, incluyendo la supervisión y regulación de la extracción de dicho recurso. A su vez, enfatiza, “se requiere buscar fuentes alternas de agua, como la construcción de represas o embalses, así como invertir en la mejora de infraestructura de suministro de agua, incluyendo la modernización de tuberías y sistemas de distribución”, finaliza.
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