La Organización Mundial de la Salud (OMS) está en búsqueda de fármacos que puedan paliar los casos graves de la COVID-19.
Las vacunas contra la COVID-19 se desarrollaron en tiempo récord, sin embargo, aún hay una deuda pendiente: la escasez de fármacos para tratar los casos graves de la enfermedad. En esa línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció el miércoles el inicio de ensayos en pacientes hospitalizados con tres nuevos posibles tratamientos en los que se usarán los fármacos artesunate (producido por la farmacéutica Ipca), imatinib (de Novartis) e infliximab (de Johnson & Johnson).
El artesunate hasta ahora era utilizado en el tratamiento de casos graves de malaria, el imatinib en algunos tipos de cáncer, y el infliximab para la artritis reumatoide y enfermedades que atacan el sistema inmunológico, señaló la OMS en un comunicado.
¿Por qué estos fármacos? Los tres han demostrado potencial a la hora de reducir el riesgo de fallecimiento en pacientes de COVID-19. Fueron seleccionados por un grupo independiente de expertos y donados por sus fabricantes.
Esta será el segundo intento de la OMS bajo los ensayos Solidarity por encontrar tratamientos contra la COVID-19. En la primera etapa cuatro tratamientos no demostraron reducciones importantes en la duración de hospitalizaciones, los fallecimientos o la cantidad de personas que requerían ventilación: la hidroxicloroquina (creada inicialmente contra la malaria), el antiviral remdesivir, el interferón o los antirretrovirales lopinavir y ritonavir.
La OMS reconoce por ahora solo dos tratamientos como efectivos para los casos graves de COVID-19: la dexametasona, que es de fácil acceso en todo el mundo, y la utilización interleucina-6, un tratamiento de alto coste y fuera del alcance sobre todo para pacientes en países en desarrollo.