Entre las necesidades elementales de todo ser humano, además de alimentarse y vestirse, está la salud. Una persona saludable puede realizar todas sus actividades y llevar una vida plena. Sin salud no se hace nada. Fue entonces que algunos usuarios se quejaron por un supuesto aumento de los precios. Carla Sifuentes, directora de la Asociación Nacional de Cadenas de Boticas (Anacab), explicó que los precios no cambiaron, pero que el cierre de fronteras, el congelamiento de las importaciones y la sobredemanda de genéricos obligó a muchos usuarios a adquirir medicinas de marca, generalmente más costosas.
Así lo entiende Elizabeth Cavero, gerente general de la Asociación Nacional de Cadenas de Boticas (Anacab), quien señala que los establecimientos que representa están dispuestos a ser parte de la solución a la problemática que enfrenta el sector, ya que la labor de su gremio es llevar bienestar a la población y contribuir a los esfuerzos del Estado para tal fin.
¿Qué es Anacab y cuál es su función?
Anacab es una asociación que representa a una fracción del mercado de farmacias y boticas que operan en el Perú, representamos a las cadenas que son en su conjunto tres mil. ¿Qué nos interesa? Como toda empresa que tiene un fin social, queremos estar en este sector que implica llevar salud a la población. Queremos llevar medicamentos para que la gente esté saludable.
¿De qué manera?
Las cadenas tienen un alto nivel de fiscalización. Hacen su trabajo en condiciones seguras, con mucho seguimiento y fiscalización de parte del Estado para garantizar que el producto que el público está recibiendo llegue con calidad, seguridad y eficacia. Para que cuando la persona reciba un tratamiento esté segura de que ese jarabe o esa pastilla que está tomando la va recuperar y ayudar a estar saludable. Ese es el propósito.
¿Realmente son altos los precios de las medicinas?
La verdad es que en Perú las medicinas tienen precios muy bajos. Esto está medido por un estudio de Ipsos que compara los precios en siete países de Latinoamérica, y solo Ecuador tiene precios más bajos que Perú. Tenemos precios más bajos que Colombia, Brasil, Chile, México y Argentina, pero en la categoría de genéricos Perú es el que tiene los precios más bajos respecto de todos esos países.
¿Cómo sabemos que la medicina que consumimos es de calidad?
Lamentablemente no podemos decir que todos los medicamentos que hay en el Perú son de buena calidad, porque así como hay un mercado grande y que está funcionando con medicamentos genéricos e innovadores de laboratorios originales, también hay productos que entran de contrabando, que son robados de los hospitales y terminan vendiéndose en mercados ilegales. Peor aún, hay productos que son alterados y mezclados con otros, y se venden como si fueran de calidad. Lo que podemos decirle al público es que trate de comprar en lugares de confianza serios y formales, que son constantemente fiscalizados por el Ministerio de Salud.
¿Entonces no es un problema de precios sino de acceso?
Ocurre que uno va a la farmacia del hospital y esa farmacia está desabastecida. A veces entregan una parte de la receta al paciente, a veces no entregan nada y lo obligan a desembolsar y pagar por fuera. Pero en realidad la gente debe saber que estos precios son de los menores en Latinoamérica. Aún así hay un problema, y es que debemos desembolsar por algo que ya está cubierto.
¿Cómo se resuelve el desabastecimiento de medicinas en los hospitales del Estado?
Puede dar la sensación también de que no hay suficientes farmacias que nos den el servicio, que hay muy poquitas y las pocas que hay ponen precios altos e inaccesibles. En realidad es otra percepción equivocada: en el Perú funcionan más de 26 mil boticas y farmacias, de ellas tres mil son de cadenas y las otras 23 mil son independientes. Y estas son aparte de las nueve mil que administra el Estado.
¿Dónde ha logrado el Estado dar un buen servicio de salud?
Las buenas experiencias son dos hospitales que se han concesionado. Uno está en Villa María del Triunfo, que es el Hospital Guillermo Kaelin de la Fuente, y el otro está en el Callao, el Hospital Alberto Leonardo Barton Thompson, ambos de EsSalud. Cada hospital tiene asignadas 250 mil personas, es la población que ellos deben asegurarse de que esté bien atendida. Y los indicadores son buenos. Por ejemplo, uno de los indicadores de calidad de gestión es que deben tener su farmacia bien abastecida.
¿Cuánto bien abastecida?
Estas boticas tienen la obligación por contrato de tener el 99% de medicinas en stock. La consecuencia es que va el paciente, pide y casi nunca le dicen no hay.
¿Puede el Estado repetir estas experiencias?
Por supuesto. Es una decisión de las autoridades.
¿Existe otra buena experiencia?
Sí, está el programa Farmacia Vecina, de la empresa Salog, que permite a los pacientes de EsSalud recoger sus medicamentos en la red de farmacias y boticas privadas afiliadas cercanas a sus casas. Es un programa excelente que ha llegado a unos 30 mil pacientes de EsSalud en Lima y Callao, pero que podría tener un potencial de llegar a 250 mil pacientes crónicos. Sin embargo, solo funciona en Lima, no hay en provincias.
¿En tiempos de la pandemia cómo las boticas y farmacias contribuyeron a la salud de la gente?
Las boticas y farmacias trabajan en un mercado muy competitivo, son 26 mil establecimientos, creo que es un número muy grande que nos dice que estas empresas compiten para llevarnos los precios más bajos que se puedan, tratan de hacer mejoras en sus negocios para ahorrar costos y que ese ahorro se traslade al público. Por ejemplo, en pandemia hubo empresas que anunciaron que congelaron sus precios.
Fuente: Diario Trome
